Historia de la vida real: Hace unas semanas fui a Ponce. Nunca voy sola pero era necesario y urgente. Debajo de un aguacero me fui en busca de un vestido para una boda. Compré bastante rápido, pero cayó la noche. Me monté en mi carro y tomé la ruta de siempre. Mientras guiaba hablaba con Dios (nada nuevo). Recordé una canción que le escribí hace unos años y comencé a cantarla en el carro. Las lágrimas rodaban por mi cara porque recordé como me sentía cuando la escribí. Pues, me sentía agradecida de experimentar su amor. La primera estrofa dice: 🎶"Dios, siempre pensé que tu amor era para, todo el mundo, menos para mi." ¡Entonces envuelta en ese instante se me pasó la salida! No podía creerlo...así que debajo de aquel aguacero tomé la próxima salida pensando que tenía que llevarme a la autopista hacia Adjuntas o al menos cerca. Para mi asombro todo estaba tan oscuro...y las calles comenzaron a dividirse. Seguí más adentro y más y más y estaba perdida. Decidí virar y ya no sabía cómo regresar a donde estaba antes. Vi un letrero y me percaté que estaba en Tibes. Perdida en Tibes; el lugar donde me han dicho de siempre que no entremos si no somos de allí. Hay mucha gente buena en Tibes, pero los crímenes en la oscuridad le hacen notorio. Sólo quería salir. Quería ver luces, gente, sentir paz. No quería personas me siguieran viéndo subiendo y bajando. Que no confundieran mi carro con otro como le ha pasado a otras víctimas en este país. Entonces, empezó a fallar el clutch, o sea el (cloche); el carro se me apagó varias veces. Me paré en una barra donde unas personas compartían en la calle y pedí ayuda. Un señor con muy poca habilidad para dar instrucciones me dijo como salir y me quedé igual de confundida. Fue entonces que la desesperación aumentó. Seguí mi marcha y vi luces en una loma. La subí creyendo que me llevaría a la autopista. Pues no: me llevó a un residencial público. Salí del residencial y paré mi carro en un lugar y le dije al Señor: "Dios, por favor sácame de aquí, por favor, por favor!!!!" Fue entonces que escuché carros a toda prisa en la distancia. Vi unas luces y las seguí. Había encontrado mi camino al fin. Dios me respondió de una manera especial pero no sin hablar a mi corazón. Le sentí decirme: "Asi estabas sin mi, y así estarías si algún día me dejaras. Perdida, en tinieblas, temerosa, sin ver la luz aunque esté tan cerca." Comparto esto hoy porque quiero que alguien entienda lo que es realmente importante en la vida: tener a Dios como centro, sin dar marcha atrás. No olvides nunca lo que amor de Dios ha hecho por ti. Ni de dónde Dios te sacó, te ha librado.
Isaías 9:2
El pueblo que andaba en tinieblas ha visto gran luz; a los que habitaban en tierra de sombra de muerte, la luz ha resplandecido
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domingo, 18 de diciembre de 2016
Sin Dios Estamos Perdidos
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