El otro día estaba en una fila. Una dama frente a mi andaba con una jovencita. A la mujer sin querer se le cayó una bandeja llena de prendas que estaba en el mostrador. Empezó a recogerlos, le ayudé. La mujer decía: "yo que no me puedo ni doblar por mi espalda." Miré las demás damas de la fila y sus caras decían: "yo no me pienso mover." Ni siquiera la jovencita que andaba con la mujer se movió hasta que ella le dijo: "¿Podrías ayudarme?" En mis tiempos si a alguien se le caía algo al suelo una multitud se doblaba a recogerlo. Las personas cedían sus asientos, abrían y aguantaban puertas, dejaban comer primero a los mayores y los pequeños. En mis tiempos pasaba el carro que tocaba pasar y no el que llegara primero; en mis tiempos las luces largas se bajaban al aproximarse un vehículo. Todo esto era natural, estaba impregnado en nosotros, a veces con un cocotazo a tiempo. Cortesía, cortesía, cortesía...tres veces lo escribo para que se nos grabe en la mente, corazón y alma.
Cuando mi generación crecía, teníamos muchas responsabilidades. Limpiar, recoger, barrer, mapear, velar hermanitos menores, preparar alimentos, etc. etc. No siempre queríamos hacer estás cosas, pero aprendimos a corta edad que era mejor ocultar el enojo y evitar malas actitudes; eso no se toleraba. Nos enseńaron respeto, consideración y servicio y hacerlo con buena cara. Hoy día observamos cada vez más que el mundo se llena de divos y divas.
1. antes: "si le faltas el respeto a un maestro prepárate."
2. después: si el maestro se atreve a regañarte que se prepare."
Lo triste de los divos y divas es que carecerán de algo básico para sobrevivir en la vida y salir adelante en las crisis: carecen de tolerancia y mayordomía.
Muchos saldrán corriendo en sus "crisis" que no serán más que situaciones normales con soluciones a su alcance, pero que requerirán el sacrificio que no tuvieron que hacer jamás. No generalizó, no todos somos iguales. Esto es sólo una reflexión para introspeccionar. Enseñemos a nuestros niños el valor del trabajo, el respeto, la cortesía. A entender las consecuencias de sus actos.
La Biblia habla de la maldad y el desorden en los postreros días. Para mí, cada vez están más cerca.
2 Timoteo 3: ... que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porqué habrá hombres amadores de si mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos sin afecto natural...
Nos estamos amando tanto que nos hemos olvidado del mandato de Jesús: Amaos los unos a los otros.
Así son nuestras actitudes: "Muchos gestos pequeños y buenos encienden un grande amor. Igualmente las malas actitudes son como pequeños gérmenes que causan grandes enfermedades."
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