domingo, 14 de junio de 2015

Un Pequeño Gato Rubio

Una hermana/monja se me acercò el otro día. Me dijo: "parece que botaron un gatito por aquí y està llorando mucho, pobrecito." y se fue. Pues...me lo dijo para que hiciera algo al respecto. Busqué leche y jamòn y me adentrè al bosquecito. ¿Recuerdas tu peor hambre, tu peor sed? ¿Es hoy que tienes hambre y sed? En el bosque esperé, lo llamè. Me quedè muy quieta pero le hablaba: "ven a comer, mira lo que tengo para ti...misu...misu". Poco a poco se fue acercando. Tenía miedo aquella criatura frágil,  pero llegò. Tal vez le han pegado, lo han herido, lo han abandonado pero tiene hambre y sed y eso pudo màs que cualquier cosa. Reconocía que sin ayuda perecerìa.  Al cabo de un rato se acercò bastante un pequeño gato rubio. Comió y bebiò desesperadamente.  Asustado, tembloroso pero se saciò en medio de su necesidad. Asì mismo obra Jesùs en nuestras vidas.  Jesùs te llama, Jesùs te espera. Jesùs sabe que te hirieron, que la vida te golpeò, que te sientes sol@. Pero sobre todo sabe que tienes hambre de algo mejor. Esa clase de hambre solo lo puede saciar El. Y cuando te acercas, y comes  del pan de vida y  bebes de los rìos de agua viva que de El brotan, las heridas se sanan, el dolor se alivia, la soledad se va. Aquí les presento un pequeño gato rubio. Hoy comiò de lo que yo le ofrecì, un pequeño entremès.  Pero Dios te tiene un banquete.  Quiere darte miel y leche. Vida en abundancia. Paz en la tormeta. ACÈRCATE.  Pacientemente esperas a Jehová... Y El te llama...te llama. ¿Quien le abrirà?
Juan 7:38 Salmo 40 Éxodo 33:3 Juan 6:35

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