Testimonio de la vida real. Estaba trabajando y saludando a una madre todas las mañanas. Sabía que la conocía, sin duda la conocía. Pero un día me pidió una ayuda. Que le prestara una computadora o llamara a Estados Unidos para hablar en inglés y comunicarme con la antigua escuela de su hijo.
Ella notó que no la reconocía.
Ella es jóven, pero me dice: "ya tú sabes hace años que no tengo una computadora aunque no he olvidado todo."
La miré sin entender. Me dice: "¿Tu no sabes quién soy verdad? La última ves que me viste pesaba 90 libras, yo soy la chica que tenía el vicio. La que intentó venderte unos zapatos para comprar mi cura." Casi me da algo. No podía creerlo. Nos abrazamos, y la alegría que sentí no la puedo explicar. La conozco desde pequeña. Está llenita, con color y vida.
Me contó lo duro que fue irse de P.R. después de una tragedia muy dura. Y decir: " no más." Romper ese vicio a sangre fría, pero con la ayuda de gente de fe.
Entonces, le di las gracias. Pues me dio una tremenda inyección de fe. ¡¡Me recordó lo que Dios hace con gente que dice no más!!
El "¡NO MÁS!" tuyo no tiene que ser por un vicio. Puede ser por cualquier cosa que te impide vivir una vida plena llena de paz aún en medio de circunstancias adversas. NO MÁS porque te amas y la vida quiere robar tu dignidad y valor. NO MÁS porque las heridas siguen sangrando. Para algunas personas la cosa más dificil que se vive ayuda a tomar la decisión, para otras leer este mensaje puede ser suficiente si sabes que quién te habla no soy yo. Es Dios!
¡NO MÁS!
Proverbios 3:5-6
Confía en el SEÑOR con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento. Reconócele en todos tus caminos, y El enderezará tus sendas.
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