Estaba recordando unos rotos en la tierra que me enseñó mi abuela hace muchos años. Según su relato ahí vivían unas arañas que la asustaban y mordían. Ella tomaba un palo, masticaba un chicle, se lo pagaba en la punta y las atrapaba. Siempre pensé: "que valiente es, porque no me atrevería." No solo era valiente. Fue paciente, meticulosa, perseverante, decidida a matar la araña que le daba temor y presentaba un peligro para ella. Me hace pensar en cómo es Dios. Tenemos muchas veces agujeros en el corazón y se ha alojado la araña. La araña del miedo, del peligro. Nos queremos deshacer de ella sin saber cómo. Pero cuando acudimos al "exterminador" por excelencia, Su estrategia supera los nuestros; pues se llama Dios. Sabe meter Sus manos en agujeros profundos y sacar lo que sin El no sale, lo que sin El no muere. El saca las arañas que han tejido una trampa para paralizarte, dejarte inoperante y causarte miedo. El tiene paciencia y es meticuloso. Muchos de esos agujeros en la vida fueron provocados por el dolor de la vida. Pero si confías en quién has invocado para hacer el trabajo, la limpieza y la paz que experimentarás sobrepasará tu entendimiento. Nuestros intentos por matar la araña son infructuosas hasta que se llama al que puede hacer cualquier cosa por lo que ama. Por ti. HOY PUEDES: MATAR LA ARAÑA.
Lucas 10:19
19 He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará.
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