Hablé hace como un año con una amiga bastante joven y viuda. En nuestra conversación compartió una gran enseñanza. Me comentaba del difícil proceso de la muerte y soledad. De no tener la presencia de su esposo. Y más que eso, de acostumbrarse a lo que no estaba acostumbrada. Ella vivió un proceso duro de enfermedad con quién fue su esposo; pero ya su cuerpo no resistió más. "El me preparaba el desayuno todos los días y mi lonchera. Movía los carros en la mañana y prendía el mío. El buscaba los frutos pesados y difíciles de la finca, cuidaba de nuestra hija con amor. El hacía el patio, pintaba, se encargaba de tantas cosas que no sabía hacer y qué hoy me dedico a aprender. Extraño su voz, su presencia, y su risa, su olor. Cerró diciendo: " ni siquiera puedo pensar en compartir con alguien más al menos que Dios así lo permita." Luego de conversar solo pensaba en la costumbre del ser humano de vivir inconforme en la vida entre críticas, infelicidad, y queriendo una vida diferente y "supuesta". Y muchos no se dan cuenta que están con la persona perfecta para ellos, aunque imperfecta como lo somos todos. La vida perfecta que has idealizado a veces no existe en otro lugar. Está en tu poder, pero no la has podido disfrutar porque el mismo enemigo se ha encargado de poner una venda sobre los ojos que impide ver y roba el gozo de lo bueno que ya es tuyo. Hay un refrán americano que dice: "the grass is always greener on the other side." Traducción: "la grama del vecino, siempre parece más verde que la tuya." Si te detienes a imaginar cada detalle de tu vida sin la persona imperfecta que te colma la paciencia, verás que en una balanza las cualidades y los detalles pesan más que una percepción errónea. Solo para pensar. Bendiciones y disfruta lo que tienes, es más "verde" de lo que has visto. Good night.
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