¿Realmente sanamos o aprendimos a negar las heridas?
La sanidad emocional es posible a través de Dios.
Puede ocurrir en la profundidad de tu relación con El y tomarte por sorpresa.
Sucede cuando aumenta tu agradecimiento por la Cruz. Por entender y amar ese sacrificio innerecido.
En los de repente de Dios...
ya no duelen las heridas,
ya no piensas en ellas a menudo,
ya no les atribuyes con amargura cada tropiezo en la vida.
Tampoco te expresas igual sobre el dolor y el perdón se vuelve más que una palabra pronunciada; ahora es una vivencia que penetró tu corazón.
Entendiste que Dios te amó primero, y te sigue amando.
Que Sus ojos vieron tu embrión cuando ni lo había formado.
Salmos 139:16
16 Mi embrión vieron tus ojos,
Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas
Que fueron luego formadas,
Sin faltar una de ellas.
La sanidad emocional que Dios da repara grietas en el corazón o te da uno nuevo. Te da la mente de Cristo.
Te llena amor y no de venganza. Te cambia a ti aunque no hayan cambiado tus agresores.
Es posible para el que cree.
Sanar y negar las heridas no son lo mismo. No hay que negar un dolor que ya no duele. Dios tiene el poder para ésto y más.
La sanidad te hace libre de lo que te tuvo preso por tanto tiempo. Eres libre en el Nombre de Jesús.
Salmo 147: 3 -5
3 El sana a los quebrantados de corazón,
Y venda sus heridas.
4 El cuenta el número de las estrellas;
A todas ellas llama por sus nombres.
5 Grande es el Señor nuestro, y de mucho poder;
Y su entendimiento es infinito.