La Olla y el Pegao...
La mayoría de los puertorriqueños hacemos arroz. Y fregar una olla de arroz con sus residuos tiene su estrategia. La olla es íntegra de aluminio, y lo que se le pegó no. ¿Entonces, cómo la limpiamos? No se le puede pasar una toallita al pegao. O la sumerges en agua, o le metes fuego, o la frotas fuerte con brillo. Pero en el proceso de como la vas a limpiar hubo algún plan. La necesidad sigue siendo quitar lo que no pertenece al estado original de la olla.
Así somos los hombres. Somos creados, somos originales, somos íntegros. Pero en el camino a veces se pegan cosas que no pertenecen a ti. Se acumulan, opacan tu brillo, no dejan ver quien eres. Entonces nos quedamos en ese estado o reconocemos que hay que hacer limpieza.
La estrategia de limpieza cuando le perteneces al Padre no viene de ti; es del Cielo. Por un tiempito pasan la toalla, por otro te sumergen en agua, y en otra etapa te pasan por el fuego. Pero el resultado siempre es pulir lo original y sacar de que estás hecho. La "olla" de la vida tiene su proceso, pero el propósito incomprensible de Dios hace sentido cuando decidimos: "limpiame como tu quieras y como sea necesario." Sea con agua, sea con fuego, sea a la fuerza, el resultado va ser tu estado original y mejorado. La esencia con la que fuiste creado desde el vientre de tu madre.
Jeremías 1:5- Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que salieses de la matriz te santifiqué, y te di por profeta a las naciones.