Los creyentes oramos por muchas cosas. La oración se vuelve parte importante de la vida un cristiano. En ocasiones, nuestras oraciones inician uno o varios procesos que se dirigen hacia el cumplimiento de esas peticiones. Pedimos por otros, pero deseamos ser bendiciónes, ver cielos abiertos, ser usados por Dios, salud, soluciones, etc... ¿Quién entre nosotros no desea tener paz, éxito en lo que nos proponemos y necesitamos? Entonces, Dios nos ama, nos escucha y desea cumplir los anhelos de nuestro corazón. Llegan las respuestas de Dios y en agradecimiento por lo que nos da, sembramos. La semilla es buena y sembramos trigo para que otros tengan pan. La Biblia nos habla en Mateo 13: 24-30 de la Parábola del Trigo y la Cizaña; tiene una gran enseñanza para todos el que le sirve al Señor y está siendo perseguido, atribulado constantemente. Sembraste trigo pero junto con el trigo crece la cizaña (mala hierba). Instintivamente la queremos arrancar y Dios dice: "No la arranques, deben crecer juntos." ¿Juntos? ¿Pero si me hace la vida de cuadritos? Pero así es, ambas crecen juntas: crece el trigo bueno y crece la maldad. Mientras más trigo... más cizaña. Mientras más siembres... mayor oposición.
Eres bendecido...más cargas tendrás.
Mientras más sabiduría...más gente te drenará.
Mientras más virtud haya en ti... mayor persecución.
Más éxito... más te odiarán.
Esto es sencillo:
Damos, recibimos de parte de Dios, pero....mientras más tenemos más necesitamos.
El que no tiene carro, no necesita garaje.
El que no lee no necesita libros.
¿Cuando llegará el éxito que anhelamos en este caminar?
¿Cómo se siente el éxito? ¿Porqué si los cielos están abiertos no se ve y apenas se siente?
El éxito ya llegó, es hoy. Los cielos están abiertos ahora, pero como siempre tenemos alguna necesidad, alguna batalla, no le reconocemos. Así lo quiere Dios. Esa constante necesidad duele, pero da motivos para perseverar y depender de El. Esa constante necesidad, hace que Sus hijos, Sus ministros se mantengan humildes y aunque se sientan fieles o determinados en su caminar, nunca se sientan mejor que alguien más.
¿Eres atacado? Quiero decirte que solo se ataca lo que tiene valor. El ataque que Dios permite tiene un fin: demostrarle a satanás (como hizo a través de Job), que sus hijos (trigo) aunque los arrope la cizaña (el maligno) no dejarán de ser trigo. ¿El enemigo te robó ? ¿De que otra manera se puede hacer espacio para las nuevas bendiciones que vienen, para la nueva cosecha? Si lo que te robó provoca que crezcas, que madures, que aprendas, que te apasiones por cosas buenas, entonces esto permite que nuestro carácter sea como Dios la necesita para determinada cosecha.
Siembras, cosechas…
siembras, cosechas…
siembras, cosechas...
……………………..Ambos significan arduo y constante trabajo. Porque si difícil es sembrar, más arduo es recolectar la cosecha. Las semillas no pesan, los frutos si. Las semillas salen del corazón y ocupan poco espacio. La cosecha necesita varios viajes para cargarla, espacio para almacenarla y urgencia de repartirla a quién la necesite. Nadie siembra sin intención, pero cuando la intención está alineado a los propósitos de Dios, tampoco queda sin recompensa. El trigo y la cizaña crecen juntos...pero nunca dejaremos de ser trigo.